Enseñanza de la danza. Nuestra visión
Cada alumno es diferente, al igual que lo son las motivaciones de cada uno para adentrarse en el mundo de la danza.
Salvo en los casos en los que ya conocen esta disciplina y la practican o la han practicado en el pasado, es frecuente que los nuevos alumnos (o sus padres) busquen una actividad que les “entretenga” y les haga hacer ejercicio. Hay quien nunca se había planteado que la danza aporta también salud física y bienestar; o tiene ideas preconcebidas sobre los estilos más adecuados o más bellos estéticamente, o respecto al nivel de exigencia y al tiempo que necesitan dedicar…
Orientación al alumno en la elección
Nuestra misión como escuela de danza es orientar a alumnos y padres en la elección de la actividad más idónea: clásico, español, contemporáneo… A partir de ahí, la enseñaremos con el mayor rigor posible, conforme a nuestro programa, siempre en la medida de las posibilidades físicas y artísticas de cada uno. Evidentemente, cuantas más horas dediquen, el trabajo será más efectivo; pero también con menos horas se puede obtener un buen resultado, según los objetivos que se propongan.
Evolución del alumno y cumplimiento del programa de enseñanza
El ritmo en el cumplimiento de nuestro programa nos lo marca el alumno con su evolución y progreso, en función de factores como edad y asimilación de la técnica y contenidos. En aquellos en quienes observamos una buena capacidad de respuesta, le impulsaremos a avanzar con más materia; a atreverse con coreografías y movimientos más complejos. Todo ello lo podemos conseguir, bien proponiéndole un nivel superior o bien, con nuestro sistema de desdoble de clase, trabajando un mismo nivel con dos profesores simultáneamente, en dos aulas diferentes, siempre que el grupo lo requiera, para trabajar determinados pasos o técnicas.
Asimismo, dotamos a los alumnos de un conocimiento adecuado de los términos de danza, su origen o su aplicación técnica y anatómica, lo que dará más sentido al ejercicio. Todo ello les sirve para aprender a seguir una clase con un contenido estructurado y planificado, con método, pero al mismo tiempo variada, cambiando los ejercicios y coreografías, para activar la memoria. De esta forma, el alumno será capaz de seguir una clase en cualquier academia, o incluso si algún día quiere dedicarse a la danza de una forma más profesional, ya que en la pruebas profesionales las clases se montan en el momento. Por el contrario, consideramos que la mera repetición de una serie de pasos, siempre en la misma coreografía, limita la capacidad del alumno para evolucionar y, muy probablemente, acabará viciando movimientos.
Enseñanza de la danza infantil
Si hablamos en particular de la enseñanza infantil, creemos que en esta etapa es muy importante que aprendan el mayor número de pasos básicos que sea posible, así como el trabajo de la elasticidad, el sentido del ritmo, la memoria, la expresividad… Sin embargo, otros ejercicios que demandan un mayor desarrollo muscular y óseo, los comenzamos a trabajar posteriormente, cuando el cuerpo del alumno está formado para ello. Ejemplos de ello serían la elevación de piernas, más exigente para la espalda de niños pequeños; o la iniciación en la danza española y flamenco de niñas cuando sus pies estén suficientemente desarrollados para el zapateado.
En definitiva, entendemos la enseñanza de la danza como la transmisión del conocimiento de una disciplina artística que, además de su indiscutible belleza, aporta grandes beneficios al desarrollo físico y personal. Para alcanzarlos, es necesaria una metodología rigurosa, meditada y a la vez flexible para adaptarse a las circunstancias de cada alumno.